El siglo XX ha significado en la enología española, como en gran parte de la europea, la travesía por la inquietud social.
Arrancó al final del siglo XIX con el ataque de la filoxera y se desarrolló con la filosofía proteccionista derivada de considerar al agricultor depositario de la matriz de la calidad como son suelo, clima y viníferas y defenderle ante los intrusos.
De tal sentimiento surgieron las Denominaciones de Origen y sus Consejos Reguladores.
Durante este siglo se olvidó la labor de los pioneros que fueron industriales que desde la idea de la Ilustración, iniciaron el despegue económico de las regiones. Antes que creadores esta filosofía los entendía como usurpadores.
Llegados al año 2000 esta idea proteccionista se diluye y surge el Libre Mercado y la Globalización.
Ante el riesgo de dilución de las raíces muchas regiones temen por sus peculiaridades vitivinícolas.
No es el momento ya de soluciones corporativas ni globales sinó volver a indagar e incitar el espíritu creador, emprendedor individual.
Para este fin la metodología que hemos desarrollado en investigación a lo largo de cuarenta años, prescindiendo de medios sofisticados de laboratorio, pero con una idea definida de claridad,armonía y comunicación nos permite aportar a los industriales interesados una metodología sencilla y eficaz.
Las condiciones son inicialmente psicológicas:
- Aprecio de la idea de la zona donde quiere hacer un gran vino.
- Disposición para entender y protagonizar técnicamente la idea.
Una vez asumida esta idea, las condiciones técnicas son:
- Disponer de viñedo propio.
- Considerar los demás elementos como apoyo sin protagonismo fundamental:
- Técnicos enólogos
- Maquinaria
- Instalaciones
Sobre la disposición 1 (viñedo propio) cabe discernir entre diversos:
- Tipos de suelo.
- Variedades
- Forma de cultivo
- Edad del viñedo
Esta metodología permite conseguir grandes vinos tintos de reserva en cualquier región. Curiosamente parece como si el siglo XX no hubiera existido pues coincide esta idea con la del pionero derivado, en el siglo XIX, de la Ilustración, con las ventajas derivadas hoy de los transportes y el hábitat financiero vigente.
Los estudios para esta estructura de desarrollo las hemos derivado de experimentación en bodegas cooperativas pero, curiosamente, resultan difíciles de aplicar en ese tipo de bodegas y muy fácilmente en nuevos industriales que deseen implicarse en el mundo del vino.
Llega, pues, un nuevo momento para descubrir la calidad de los vinos regionales. Nuestro método apoya esta labor desde dentro por industriales implicados en lograr lucro a traves de la calidad.
© Manuel Ruiz Hernández, 2000