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Climatología de Rioja

El relieve de Rioja es complicado y da lugar, por tal razón, a factores microclimáticos determinantes para calidades de vinos locales.

Pero la macroclimatología es interesante.

Esta macroclimatología viene definida por la latitud y por la gran estructura orogénica.

Para entenderlo es preciso considerar que existen dos fosas tectónicas en el Norte de la Península Ibérica: 

  • La Vasca, de vértices Castro Urdiales – Bayona – Arnedo
  • La del Valle del Ebro, de vértices Cervera – Haro – Alcañiz y, por extensión, Haro – Motnseny – Tortosa).

Ambas fosas tectónicas inciden en Rioja dando lugar a un desfiladera eólico interesante entre la zona semiárida (Valle del Ebro) y la zona húmeda (País Vasco), sin intermediario y, por ello, siendo frontera de la luminosidad mediterránea con la bruma del Cantábrico.

La inflexión orográfica hace que la divisoria de vertientes sea muy baja, apenas 600 m.

Por estas razones constituye la Rioja una zona de transición donde se estrechan las curvas fenológicas como en ninguna otra zona peninsular y acaso, europea. 

El conflicto eólico entre vientos del Norte propiciados por el anticiclón de las Azores y vientos del Mediterráneo (Abrego) se traduce en calidad del vino cada año.

El panorama general es de vientos procedentes del Oeste, pero cuando sobre ellos existe una procedencia también del Norte, las calidades de uva y de vino son excelentes.

Por el contrario, cuando sobre la constante general de vientos del Oeste incide cierta proporción, durante el ciclo vegetativo de la vid, de vientos del Este y del Sureste la calidad decae.


© Manuel Ruiz Hernández, 2000

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